sábado, 11 de febrero de 2012

Un despido más fácil y barato.

Hoy, la reforma laboral ha sido aprobada por decreto ley en el Consejo de Ministros. El PP nos miente cuando dice que la reforma laboral pretende acabar con la gran rigidez y dualidad del mercado de trabajo porque hay grandes diferencias de derechos y estabilidad entre fijos y temporales y porque muchos empresarios que quieren contratar, no lo hacen por las complejidades burocráticas y el precio del despido. A quién pretenden engañar. Esto no hay quién se lo crea. El cambio en las normas laborales con un despido más fácil y barato no reactivará la economía ni generará empleo, sobre todo si no se producen los estímulos necesarios para una economía como la española basada fundamentalmente en la demanda. Porque sin demanda no hay crecimiento, y sin crecimiento las empresas seguirán sin poder contratar y continuará la precariedad en el mercado de trabajo. Además con importantes desigualdades por Autonomías, con diferencias de hasta 20 puntos compartiendo la misma legislación, como está ocurriendo ahora entre la comunidad vasca y andaluza. Este es un indicador del limitado efecto que puede tener esta reforma laboral “tremendamente agresiva”, según nuestro flamante ministro de Economía, Luis de Guindos. Después de la reforma realizada por el Gobierno anterior y que no ha resuelto nada, no era urgente una nueva reforma. Pero la derecha europea y española aprovechándose del estado de shock en el que se encuentran trabajadores y sindicatos quieren destruir rápidamente cualquier vestigio de las conquistas sociales conseguidas en los anteriores periodos de bonanza económica. Aquí nos limitamos a obedecer con mansedumbre las órdenes de austeridad y ajuste laboral que nos dicta Alemania. Y así nos va. Ellos creciendo al 3% y nosotros decreciendo por debajo del 1%. En Alemania están con una media de paro del 7% y España terminó 2011 con un 22,9%, y al final del 2012, pese a la reforma, se prevé que estaremos en un 24%, casi seis millones de parados. Y todavía quieren que aceptemos los ciudadanos, de buen grado, esta visión de la reforma del mercado laboral que no solo es “agresiva”, sino dura, dolorosa y con pérdidas de derechos para cualquier trabajador. Hasta ahí podíamos llegar.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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