jueves, 9 de febrero de 2012

Religión y tradición.

En muchos países africanos, sobre todo los subsaharianos de religión musulmana, se considera como cultura/tradición una auténtica barbarie o aberración como es la ablación, consistente en la  la extirpación del clítoris y/o los labios mayores y menores y el cierre vaginal mediante sutura. Esta mutilación genital se practica a niñas de entre 4 y 12 años. Algunos países lo hacen más tarde. Cuanto más tarde, más marca, dicen los especialistas. “Es parte de un ritual en el que el dolor forma parte del objetivo de privar a la mujer del placer sexual. También persiguen inscribir en su memoria corporal los riesgos y peligros asociados a la sexualidad de la mujer”, dice la doctora, Elise Johansen, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta organización calcula que unos 130 millones de mujeres han sido víctimas de esta atrocidad. Unas 8.000 mujeres y niñas se ven sometidas cada día a esta mutilación. Eso hace que cada año alrededor de tres millones de féminas se sumen a la lista de mutiladas genitales. Estas prácticas ocurren y se mantienen cuando se mezclan religión, tradición y costumbres. Además, se difunden como mandato sagrado del Corán, cuando no existe ninguna indicación de esta práctica en el libro sagrado de los musulmanes. Por eso quiero recordar que ayer se celebró el Día mundial de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, que pretende incrementar el nivel de concienciación social sobre este grave problema. Casos de mutilación también ocurren en España, aunque no sean frecuentes. Normalmente, la mutilación se realiza aprovechando el viaje de niñas residentes en nuestro país a su país de origen. Según un estudio de la Universitat Autónoma de Barcelona, unas 10.000 niñas están en riesgo de sufrirla. En Cataluña, donde el Parlamento acoge un grupo de trabajo contra la mutilación genital, atendieron a 36 niñas en riesgo de ser mutiladas en 2011. Así que este problema, ni es ajeno, ni de lejanos países, ocurre también entre nosotros y en nuestro país. Rechacemos está practica y no permitamos que el Gobierno recorte la cofinanciación de los programas de asistencia sanitaria y psicosocial a las víctimas de la ablación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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