lunes, 25 de julio de 2011

DEMOCRACIA frente al terrorismo.

El mundo sigue avanzando en valores democráticos y en el reconocimiento de los derechos humanos, pero los fanatismos religiosos permanecen entre nosotros para exterminar al infiel ya sea en nombre de Dios, Alá o de Yavé. El perfil policial del autor del atentado de Oslo, que hasta el momento ha causado 92 muertos, lo define como “fundamentalista cristiano” conocido por su grado de fanatismo y sus posturas ultraderechista e islamófobas difundidas en la Red. Hoy, las sociedades más avanzadas y democráticas se sienten aterrorizadas con los frentes yihadistas y otros movimientos religiosos radicales menos conocidos pero igual de nocivos, que se exhiben de forma narcisista en las redes sociales. Ante este atentado merece especial mención, por lo acertada, la primera reacción pública del primer ministro laborista, Jens Stoltenberg, subrayando que Noruega combatirá el terrorismo con democracia, al margen de las medidas policiales. Anticipándose a aquellas voces que ya habían empezado a reclamar más seguridad, más controles y disposiciones represivas más eficaces. Porque la clave para salir de esta tragedia ya la están dando miembros del Gobierno Noruego, “Mañana hay que despertar igual que ayer, como ha sido y es Noruega, una sociedad abierta, igualitaria y donde es posible confrontar ideas políticas en un ambiente de libertad”. Y como decía un editorial de la prensa noruega “Debemos seguir siendo una referencia democrática y de libertad para todos, dentro y fuera del país, como en su día lo fueron España y Gran Bretaña después de los terribles ataques terroristas del 2004 y 2005”.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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