Hay palabras maravillosas como amor, libertad, justicia… Pero todas ellas pueden ser manipuladas y utilizadas como arma arrojadiza. Por amor a Dios, comenten los fundamentalistas barbaridades; la libertad de unos puede suponer la prisión y muerte de otros; y a la justicia, todos creen tenerla de su parte, incluso los tiranos más atroces. Sólo la compasión impide estos excesos; esta idea no puede imponerse a sangre y fuego, porque te obliga a hacer justamente lo contrario, te obliga a acercarte a los demás, a sentirlos y a entenderlos. La compasión es el núcleo de lo que mejor somos.
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