viernes, 11 de marzo de 2011

La negociación colectiva y los derechos sindicales.

En los Estados Unidos se ha levantado la veda contra la negociación colectiva, los derechos sindicales y los sindicatos. En el estado norteamericano de Wisconsin se quiere limitar la negociación colectiva sólo a los salarios, obstaculizando toda reivindicación de las condiciones laborales, seguridad en el trabajo o seguros médicos. Los diputados demócratas del parlamento del Estado -con mayoría republicana- se han fugado a otro próximo para no participar en la aprobación de la nueva ley. En el estado de Ohio ya se ha aprobado una norma similar. Esta noticia tan grave, a la que no se le da importancia en los medios españoles, supone volver a esa triste época del capitalismo sin oposición sindical. En Wisconsin no sólo se lucha por una ley local, sino por los derechos de los trabajadores de esa sociedad abierta que conocemos como occidental o de Occidente, término que antes evocaba: derechos humanos, derechos sindicales, libre mercado, pluralidad de opiniones y libertad de expresión. Es decir, “nuestros valores”.
Ahora, en la Unión Europea (UE), la Comisión está intentando recortar el derecho de los trabajadores a la negociación colectiva con propuestas como las del “Pacto de Competitividad”, cuyo borrador es preocupante: retraso de las jubilaciones, bajada de los salarios, reducción de los servicios públicos y más impuestos para el consumo. El dichoso pacto ha sonado tan mal, que un grupo de importantes europeístas encabezados por Jacques Delors y Romano Prodi han firmado un texto asegurando que Europa no necesita “un pacto”, sino “una reforma” y con mucho consenso.
En ese reto están igualmente implicados los sindicatos españoles, defendiendo con protestas y huelgas sus derechos, especialmente la negociación: instrumento clave para la defensa de sus intereses. Pero muchas veces,  la actitud poco realista de los propios sindicatos no ayuda, pues el programa de huelgas de los sindicalistas de Aena, para los días claves de las vacaciones, abre las puertas al linchamiento mediático de ésta y toda protesta sindical, porque al protestar -dicen los medios- lo hacen de forma incívica, violenta e insolidaria. Este es un perverso plan para convertir los derechos sindicales en una anécdota del pasado. ¿Lo conseguirán? Eso depende del talento de los sindicatos y de la unidad de los trabajadores cuando defiendan, dentro del marco de la ley, los intereses económicos y sociales que le son propios.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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