miércoles, 9 de marzo de 2011

Regulación y supervisión del sistema financiero.

En esta crisis mundial, la mayoría de la gente todavía no tiene una idea clara de la magnitud del colapso que podría haberse producido después de la caída del banco de inversión estadounidense Lehman Brother. Y menos mal que, en octubre del 2008, el anuncio de la recapitalización de los bancos en dificultades funcionó aunque a costa de la inversión de millones de fondos públicos en las instituciones financieras europeas y americanas, algo comparable a una nacionalización, que todavía estamos pagando y no sabemos hasta cuándo.
Por supuesto que fueron las desregulaciones de los mercados alentadas por los gobiernos y los riesgos hipotecarios de Estados Unidos los desencadenantes de la crisis, pero aún no han entendido muchos economistas y expertos que la mitad de los valores basura existentes en el mercado se habían vendido a bancos europeos. Estos tenían toda clase de basura en sus balances en vez de capital suficiente. Los Estados obligados por el posible colapso financiero tuvieron que acometer los mayores programas de inversiones y gastos que jamás hubiera visto el mundo, ni la Gran Depresión de 1929 se puede comparar. Para salir de la situación se necesitaba que los Estados imprimieran muchísimo dinero y coordinaran a nivel mundial las políticas monetarias y fiscales, algo que nunca se había hecho a tan gran escala.
Pero si el poder político no aprende la lección se provocará otra crisis de iguales o peores consecuencias en un futuro próximo. Esto significa que no podemos seguir como hasta ahora, pues el sistema financiero tal y como está concebido impone enorme riesgos a los particulares y a la economía mundial. Es evidente que para dominar ese riesgo hace falta regulación y supervisión, pero no sólo a nivel nacional, sino a nivel mundial. Por lo que es necesario que las instituciones globales ocupen el lugar de las nacionales. Tenemos que pensar y actuar de forma global, si no lo conseguimos, no resolveremos los problemas de esta crisis, pero tampoco las del futuro.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario