lunes, 25 de abril de 2011

Contra la corrupción, transparencia e información.

La principal herramienta en la lucha contra la corrupción es la transparencia y la información. En ello trabaja Transparencia Internacional (TI), única organización no gubernamental a escala universal dedicada a combatir la corrupción, y que congrega a la sociedad civil, sector privado y los gobiernos de más de 180 países en una vasta coalición global. A través de sus informes mundiales y de su Secretaria Internacional, TI aborda las diferentes facetas de la corrupción, tanto en el interior de los países como en las relaciones internacionales. El propósito de TI es comprender y enfrentar los dos rostros de la corrupción: quien corrompe y quien se corrompe. En su último informe de Diciembre de 2010, seis de cada diez personas en todo el mundo (60%) afirman que la corrupción ha aumentado en los últimos tres años, y una de cada cuatro (25%) reconoce haber pagado algún soborno en los últimos doce meses. Además, según el Barómetro Global de la Corrupción de 2010, en Europa y América del Norte, que tradicionalmente ocupan las primeras posiciones entre los países con menor corrupción, los ciudadanos encuestados opinan mayoritariamente (73% Europa y 67% América) que la corrupción ha aumentado en los últimos tres años. En este Barómetro que incluye a 180 países de todo el mundo, España se sitúa en el puesto número 30º, entre Israel y Portugal, con una valoración de 6,1 -siendo el uno lo más corrupto y el diez lo menos-. Pero lleva nueve años cayendo, desde la valoración de 7,0 alcanzada en 2003. No hace falta acudir a estos informes para percibir que la corrupción ha penetrado con fuerza en España en la última década. Al leer los periódicos, un día sí y el otro también, aparecen casos de corrupción, sobre todo, en las Administraciones locales y autonómicas. Y esos sólo son los que salen a la luz. Pero lo más grave de todo es la tolerancia de los partidos con sus dirigentes y afiliados implicados en los casos de corrupción o ese mirar para otro lado a la hora de elaborar las listas electorales. Según una investigación de El País, más de un centenar de candidatos a las elecciones autonómicas y locales están implicados o imputados en escándalos de corrupción. De esta cifra más del 50% pertenecen al PP (con casos muy señalados como la candidatura autonómica de  Valencia encabezada por Francisco Camps); el 35%, al PSOE y el resto, a CIU, IU y CC.
La corrupción es un fenómeno que genera injusticias y desigualdades entre los ciudadanos. Debería levantar océanos de protestas y, por supuesto, el rechazo a los partidos, que no erradican esas prácticas torticeras de nuestra sociedad con todas sus fuerzas. Entonces, por qué no cambian los partidos esa disparatada política de tolerancia. Probablemente porque han comprobado que en las elecciones anteriores, los electores toleraron y votaron sin recato a infinidad de candidatos sospechosos, a los que no les daba miedo ser corruptos y cuya única preocupación era que no se les descubriera. Por eso, no extraña que en la encuesta del TI se  sitúe a los políticos entre el grupo menos de fiar. Así que, si queremos frenar los terribles efectos negativos de la corrupción debemos practicar con la corrupción tolerancia cero. Ya que no sólo es un problema ético sino también económico, al afectar negativamente, como media, al 1% del crecimiento de un país. Debemos fomentar la transparencia, la información y el compromiso con aquellos políticos y partidos que estén dispuestos a combatir los efectos de la corrupción y a promover la adopción de las reformas políticas necesarias para erradicarla.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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