viernes, 8 de abril de 2011

El hombre que irritaba a la derecha.

El presidente Zapatero ha sido un buen presidente de Gobierno, pues ha mantenido su coherencia hasta el final, pese a la derecha y a sus peones negros que han sembrado de odio la vida política desde algunas empresas mediáticas. Los intolerantes y maliciosos nunca se lo reconocerán, pero si los españoles de bien y los europeos. Durante su mandato se han aprobado numerosas leyes que han situado a España en la vanguardia de derechos e igualdades ciudadanas.
Hoy, los españoles son más libres para decidir sobre sus opciones personales, principal legado del periodo de gobierno socialista de Zapatero, gracias a las reformas emprendidas y a las leyes aprobadas que tanto han repercutido en las costumbres y en las libertades personales. Un legado que está en consonancia con la evolución durante estos años de la sociedad española, y que espero no se atreva a desmontar el PP, aunque ha anunciado Rajoy que volverá a la antigua ley del aborto. Los tres frentes esenciales de este buen gobierno de Zapatero son primero, la paz, retirando las tropas de Iraq -no me hablen de Libia, por favor, que eso es otra cosa-; segundo, las políticas sociales, con las leyes de igualdad, matrimonios homosexuales y dependencia; y tercero, la cooperación internacional, donde España ha sido durante mucho tiempo pionera.
El anuncio de Zapatero de no volver a ser candidato en las generales, lo aligera de responsabilidades. Esto le permitirá seguir trabajando al servicio del interés general del país como primera de sus prioridades, asociada a la pretensión de “dejarse la piel” para emprender el rumbo correcto en la gestión de la crisis. Además, favorecerá al partido, dividido y desmovilizando, en estos momentos en que la derecha está más agresiva y antidemocrática que nunca. Y, por último, aliviará su situación personal y familiar, que más que quemada estará achicharrada por los continuos ataques a él y a su familia.
El anuncio de su renuncia, según explicó en el Comité Federal, no tiene nada que ver con todo esto -no me lo creo-, sino con una convicción personal madurada y ratificada por su experiencia de siete años en el cargo y su teoría del “liderazgo democrático”: ocho años de mandato “es lo más conveniente no sólo para el partido sino para España”. “Lo que era una convicción, se convirtió en una determinación personal y en una decisión firme” dijo. “Hemos podido cometer errores pero nos estamos dejando la piel contra la crisis”, concluyó. Después del discurso de Zapatero, está claro que, ningún candidato podrá culparle del resultado de las elecciones del 22-M.
Ahora, es el partido el que tiene que asumir sus responsabilidades, fijar el momento de las primarias para elegir el candidato de las próximas elecciones generales, respetar los procedimientos estatutarios y el pluralismo interno, y poner la organización al servicio de la transparencia y el juego limpio. Esta no es sólo una exigencia derivada de los principios y de los estatutos, sino también de la propia experiencia del partido para no repetir errores del pasado. Si el PSOE resuelve de forma acertada este proceso de elecciones  primarias, habrá hecho de la necesidad virtud.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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