domingo, 17 de abril de 2011

Ignorantes o malvados.

El año pasado por estas fechas desaparecieron de los presupuesto del Ayuntamiento de Madrid los programas dedicados a personas en exclusión social, y con ellos los locales y su personal, educadores, psicólogos, terapeutas, trabajadores sociales, etc. El problema de la mendicidad o de las personas sin hogar, sin saber cómo, se había extinguido. Ahora se han percatado, con las elecciones en puerta, ¡qué casualidad!, que el problema persiste y que en los presupuestos no hay recursos para atender a estas personas. Evidente. La justificación encontrada a esta situación es que quienes están en la calle, lo están porque quieren, son vocacionales de las aceras. ¡Qué brutalidad! Así que, ante esta realidad lo mejor que se le ocurre al Alcalde, tras larga reflexión, es hacerlos invisibles: escondiéndolos, desplazándolos o expulsándolos por la fuerza. ¿A dónde?
El Alcalde, concejales y demás “señores” del PP no debería saber o darse cuenta que aunque se les esconda o se les expulse, la realidad es la que es. Lo que hace falta en Madrid y en muchas ciudades españolas, sobre todo en esta época de crisis, son planes integrales con ayudas especiales para la reinserción e integración social de estos excluidos sociales, además de una asistencia especializada para tratar de restañar las profundas heridas psicológicas, emotivas y físicas que han destruido su autoestima y capacidad. Por eso, quiénes piensen que estas personas sin hogar prefieren los cartones y la calle a una casa y un trabajo, son como mínimo unos ignorantes o unos malvados y están faltos de toda sensibilidad social. Pero de qué nos vamos a extrañar.

Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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