sábado, 18 de junio de 2011

El 15-M y el caso Brugal.

La indiferencia ante la corrupción no hace más que agudizar la impresión en los ciudadanos de que la democracia está enquistada y en manos de una casta al servicio de grupos de interes, incapaz de renovar a las personas y de regenerar los comportamientos. Muchos ciudadanos creíamos que con la llegada de la democracia, esas corruptelas y mañas acabarían siendo controladas y perseguidas por la ley, pero la cosa sigue igual. Y es que nunca un número tan pequeño de individuos ha hecho tanto daño a un número tan grande de personas en nuestro país. No es necesario decir nombres, están en la memoria de la gente y en los medios de comunicación casi a diario. Como ejemplo, el escandaloso Caso Brugal, del que conocemos las últimas revelaciones al publicarlas el pasado domingo El País. Una vez levantado el secreto del sumario, se ratifica el control que ejerce el promotor Enrique Ortiz sobre Alicante, donde ha dado instrucciones a funcionarios y políticos, e incluso a la alcaldesa Sonia Castedo, que en las elecciones de mayo arrasó, logrando un resultado histórico al frente de la lista del Partido Popular, pasó de 15 a 18 concejales y sumó 15.000 votos más. El caso Brugal seguro que ha afectado su imagen, pero no le ha pasado ninguna factura en las urnas. Sonia Castedo era alcaldesa de Alicante desde septiembre de 2008, fecha en la que sustituyó al anterior alcalde Luis Díaz Alperi. Los dos son, según el sumario del juzgado de instrucción, los principales implicados e imputados de la corrupción en Alicante. Sin embargo, la pasada semana tomaron posesión de sus escaños en el Parlamento Valenciano y ahora están aforados, por lo que su futuro pasa por los Tribunales Superiores de Justicia. La alcaldesa ante esta situación dice “que de un tiempo a esta parte estamos convirtiendo en anormal lo que siempre ha sido normal”. No sé si se refiere a la corrupción, a los regalos o a las 21 reuniones y 53 contactos con el mayor promotor inmobiliario de Alicante durante la redacción del Plan general de Urbanismo. ¡Qué cinismo!  Así que, cuando critican a los del 15-M porque obstaculizan la entrada a los Parlamentos en un desesperado intento de desbloquear nuestra democracia o cuando le sacan tarjeta roja a la cantidad de corruptos del PP que ocupan escaños en el Parlamento valenciano, están confundiendo la parte por el todo. El movimiento del 15-M ha dado muestra, hasta ahora, de una firme vocación pacífica, condenando rápidamente unos actos minoritarios, porque son conscientes de que tienen la razón de su parte y no pueden permitirse el lujo de perderla por acciones de incontrolados. La realidad es que la derecha está desconcertada ante esta marea humana que no pueden controlar, y solo siente algún alivio cuando pueden presentarse como víctima. Por eso, seamos inteligentes y no les demos argumentos.

Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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