martes, 7 de junio de 2011

Los peligros del 15-M.

José Luis Sampedro presentó su última obra esta semana en la Feria del Libro de Madrid. Cada palabra de la presentación fue certera, uno a uno condenó parte de los signos de esta sociedad en crisis que queda dibujada en su libro, “Cuarteto  para un solista”. Y más cuando se refirió al movimiento 15-M: “Los que lo atacan son el ayer, ellos son el mañana. Si es necesario, el movimiento continuará en las catacumbas como pasó a los primeros cristianos, pero no hay vuelta atrás”. A Sampedro las fuerzas más reaccionarias le atacan, “por incitar a las jóvenes a la indignación y ser el mozo de espada de Stéphane Hessel, el autor del panfleto” que ha encendido la mecha de la necesidad de creer de las masas. Ahora dicen, que Sampedro padeció una dictadura, pero no se indignó contra ella con la estridencia que les predica a los jóvenes. José Antonio Marina tercia en el debate y dice que la indignación, al contrario que otros sentimientos, contiene un componente de carácter moral, de verdad y de compromiso. Los nostálgicos del pasado olvidan que la tarea que compete a las nuevas generaciones ante la globalización del poder es la de la globalización de la democracia. El primer paso es la toma de conciencia ante las situaciones adversas que vivimos por la descomunal crisis económica, moral y política. Reflexionando sobre las críticas al movimiento de los indignados, he recordado con preocupación lo que ocurrió en Italia recién terminada la II Guerra Mundial. En muchas ciudades y plazas italianas, especialmente en Roma, se fundó un movimiento que se llamaba en español “El hombre cualquiera”. Estaba compuesto por ciudadanos sin expectativas que sufrían las consecuencias de situaciones adversas, la guerra o la crisis posterior, generadas por otros. Este movimiento fue un grito de desesperación que se extinguió pronto, y la mayoría de sus miembros ingresaron en la extrema derecha antisistema. En estos momentos, esta es mi gran preocupación. Lo que digan los enemigos del movimiento 15-M no me importa, ni me preocupa, porque confío y creo en él. Y sobre todo en las palabras de Hessel “Mi optimismo natural quiere que todo lo que es deseable sea posible”.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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