martes, 14 de junio de 2011

Políticamente incorrectos.

Los socialistas no han hecho determinadas cosas que sabían debían hacer. Y no es que fuera imposible hacerlas, sino que eran cosas arriesgadas desde el punto de vista electoral o políticamente incorrectas. Pero ahora, los que nos sentimos socialistas o de izquierda, debemos retomar el buen camino y defender lo que forma parte de nuestro ideario y en lo que creemos verdaderamente. Por supuesto, sabemos que estamos en medio de una crisis económica devastadora, que todo lo arrastra, pero no podemos olvidar que los que la provocaron no eran gentes de izquierdas, sino de derechas. Y que lo que dicen los mercados o los economistas no es lo único que se puede hacer. Existen otras medidas que se pueden tomar de las que nos olvidamos muchas veces. Pero sobre todo me refiero a medidas no económicas que hace tiempo se esperan. Medidas audaces, que si Zapatero las tomara, sería recordado no como el gobernante dubitativo e inexperto de la crisis y los parados, sino como el político progresista que le plantó cara a muchos de nuestros miedos y demonios familiares. Medidas como decirle a la Academia de la Historia que retire el diccionario biográfico porque hace apología del franquismo. O como cerrar las centrales nucleares más antiguas y planificar el traspaso de las más modernas a las energías renovables en un plazo de diez años. Una encuesta del CIS, publicada esta semana, afirmaba que al 60% de los encuestados no les gusta la energía nuclear, la consideran extremadamente peligrosa, ya que frente a los graves riesgos personales y ambientales, los beneficios no merecen la pena. Otra medida, muy esperada, -ya se ha formado una comisión estatal- sería la de convertir el Valle de los Caídos en un museo de la memoria, permitiendo a los familiares de los allí enterrados sacar sus restos y dónde no estuvieran ni Franco ni José Antonio. Otra, denunciar los acuerdos de Estado con la Santa Sede, posiblemente anticonstitucionales, para modificar y reducir los abusos y privilegios que tiene la Iglesia en España. Esta es la única posibilidad que dispone legalmente el Concordato firmado en 1979. Concordato que no fue negociado por el primer gobierno democrático, sino por el último del franquismo. También se les debería mandar un mensaje claro a los banqueros sobre las hipotecas, modificando la ley para que la deuda hipotecaria quede cancelada con la entrega de la vivienda. Porque eso es lo que esperan muchos españoles de este Gobierno. Y es hora de hacerlo, de una vez por todas.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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