martes, 21 de junio de 2011

La reforma de la negociación colectiva.

Mañana miércoles se vota en el Pleno del Congreso la reforma de la negociación colectiva y su trámite posterior como proyecto de ley. Así está previsto por el Gobierno, pero también puede ser que se devuelva si así lo deciden la mayoría de los diputados. Sobre todo si los del PP siguen sin definirse en una materia en la que cualquier intromisión genera conflictividad social y pérdida de votos. La reforma del mercado de trabajo establecida por la Ley 35/2010, de 17 de septiembre, dejó aparcado nuestro sistema de negociación colectiva. El Gobierno entendía que este era un aspecto absolutamente vertebrador del modelo de relaciones de trabajo y que sus artífices debían ser los propios interlocutores sociales, pero no ha sido posible por la actitud negativa de los empresarios, especialmente los de la patronal madrileña muy vinculados al PP. Y eso que los sindicatos estaban en la mejor de las actitudes para alcanzar acuerdos. El Gobierno, vencidos y prorrogados los plazos acordados para la negociación, ha tenido que intervenir estableciendo unilateralmente los contenidos de la reforma, ya que existía un compromiso de Zapatero con Bruselas. Ahora dicen que esta reforma sale herida por no haber sido pactada por los sindicatos y la patronal. Sin embargo, debemos recordar que las grandes reformas de negociación colectiva en democracia no han sido pactadas, sobre todo la de 1994, una de las más importantes, vigente todavía. Ahora todos se preguntan si esta reforma creará empleo. Y la respuesta, de todos sabida, las reformas de la negociación colectiva no crean empleo, aunque dinamicen la negociación, acorten sus plazos y administren mejor los conflictos. Por eso el Gobierno ha estimado que la modificación del sistema de negociación es un objetivo tan legítimo como inaplazable y que resulta imprescindible en estos momentos para consolidar la confianza externa en la estabilidad y solidez de la economía española. En estos momentos, los mercados están especialmente inestables y devoran a los que muestran la más mínima debilidad. Así que este Gobierno debe agotar los tiempos para sacar adelante, antes de fin de año, las leyes anunciadas. Para ello debe mantener el calendario previsto sin adelanto de elecciones. Y si los del PP esperan, como se dice en los círculos económicos, elecciones anticipadas que esperen sentados porque se van a cansar. Un adelanto electoral impediría la tramitación de esa decena de leyes que forman parte del compromiso del Gobierno ante la UE, entre ellas las de la negociación colectiva. Leyes que al no llegar a buen puerto por disolución de las Cortes en septiembre, provocaría que se pusieran nerviosos los inversores internacionales y la prima de riesgo, ya disparada esta semana por el efecto contagio de Grecia. Y como afirma el presidente del BBVA, cada vez que sube la prima de riesgo “bloquea la creación de empleo en España y cuesta miles de millones en intereses anuales”. Pero eso parece no importarle mucho al PP desde que le dio el mal de altura por su victoria del 22-M.   
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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