sábado, 11 de junio de 2011

Un método dialéctico de análisis.

Existe un viejo dicho, que refleja la concepción liberal de la historia: un pueblo tiene el gobierno que se merece. La historia nos demuestra, no obstante, que un sólo y mismo pueblo puede tener, durante un periodo relativamente breve, gobiernos de partidos  diferentes, de derecha o de izquierda -única herramienta en democracia para transformar las cosas-. Además, el orden de sucesión no tiene siempre el mismo sentido de derecha a izquierda, sino que también puede ser al contrario, sobre todo cuando existen presiones externas como sucede ahora con el capital o el mercado, debido a la crisis económica y financiera. Es necesario añadir que un gobierno, desde el momento que se establece por haber ganado unas elecciones, puede durar mucho más tiempo que la relación de fuerzas o de votos que le llevaron al poder. Es decir, aunque esa relación de fuerzas haya cambiado -véase el resultado de las elecciones locales y autonómicas pasadas-, las leyes le permiten terminar su mandato. Así es la democracia, aunque a algunos no les guste. Y no podemos permitir, como está sucediendo, que la alternancia política se convierta en una caza de brujas.
Lo mismo podemos decir de los partidos políticos. Cada partido político tiene la dirección que se merece. La militancia puede tolerar durante mucho tiempo a una dirección que se ha desviado, pero no se manifiesta hasta que un gran acontecimiento la motiva. Es necesario un gran choque histórico para desvelar la contradicción existente entre la dirección y la militancia. En estos tiempos, un choque histórico puede ser una gran derrota electoral y/o el peligro de desaparición por alejarse de las ideas o valores que los originaron. Pero incluso cuando con sus actuaciones, la antigua dirección hace visible su degradación, la militancia no puede improvisar inmediatamente una nueva dirección, sobre todo si hereda del periodo anterior los mismos cuadros capaces de aprovecharse del derrumbe de lo pasado. Por eso, el día que tomen la palabra los que vienen detrás, nos van a poner a caldo, porque el problema no es que seamos un tapón para la siguiente generación, el problema está en cómo hemos dejado de vacía la botella.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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