lunes, 28 de noviembre de 2011

Lo que hay que hacer.

Ha pasado una semana desde las votaciones del pasado domingo y los mercados, que veían según nos decían con tan buenos ojos la llega al poder del Partido Popular, al parecer no se han enterado de nada. Nadie les ha advertido, ni les ha dicho que  Mariano Rajoy trabaja sin descanso en los planes de austeridad para recortar el déficit hasta 40.000 millones de euros. Así cumplirá al pie de la letra la milagrosa dieta que exige la canciller alemana a los países periféricos o con problemas. Pero, si ya tenemos en puerta un gobierno del PP y Rajoy está haciendo los deberes, por qué la prima de riesgo de la deuda sigue subiendo y la Bolsa continúa bajando. Esta situación inexplicable descubre las constantes mentiras de la derecha. Rajoy nos repetía todos los días de campaña el mantra de la confianza y no desvelaba nada de su programa oculto. Sin embargo, sabe tan bien como nosotros que ningún país con deudas importantes ha conseguido congraciarse con los mercados financieros haciendo recortes drásticos. Pero no importa, la derecha sigue creyendo que el mero saneamiento de la contabilidad pública producirá el milagro de la recapitalización de todo el mundo crediticio, en particular del Estado y de los Bancos. Nueva fantasía o nuevas mentiras donde refugiarse cuando las cosas vienen mal, como ahora está sucediendo. Y es que tratándose de un partido muy conservador como el PP, sólo cabe esperar planes puros de austeridad, sin  crecimiento alguno, en los que el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan todo lo que haga falta para satisfacer a los mercados. Por supuesto, sin importarle los sufrimientos innecesarios que se ocasionan a los ciudadanos. Estos populares, predicadores de la más pura ortodoxia liberal y tecnocrática, no se detienen a pensar -ni siquiera por curiosidad intelectual- si existen otras alternativas como, por ejemplo, la de Islandia, que ha puesto coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables, manteniendo intacta la red de su seguridad social, sin recortes ni ajustes. O que existan otras cosas que se pueden hacer como aumentar el gasto social y la inversión pública, repartir el trabajo en vez de volverlo más precario o establecer los necesarios eurobonos mediante la intervención del BCE. Todo ello es justamente lo contrario de lo que están haciendo y que va destinado al fracaso. Pero, lo dicho, es que no piensan, ni van más allá de lo que manden los poderes económicos. Su mensaje final parece más una proclama religiosa que a una valoración tecnocrática: Dios proveerá. O como Rajoy repetía en campaña, las cosas se harán como Dios manda. Está claro, el PP prefiere la ortoxia ultraliberal y la proclama religiosa a más política, y la liberación económica a un mayor control democrático. Y así nos va, con lo que está cayendo.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario