martes, 8 de noviembre de 2011

Rubalcaba, pelea.

No sé quién ganó el debate de anoche entre los dos candidatos a la presidencia del gobierno. Rubalcaba planteó el debate con una agilidad retórica y argumental que dejó descolocado en algunos momentos a su rival. Rajoy aplicó a rajatabla la estrategia de evitar respuestas comprometidas y se limitó a leer su habitual discurso vacío, que traía escrito, convirtiendo el debate en un aburrido monólogo. “A ver si dejamos de discutir de estos asuntos”, se quejaba Rajoy que parecía no saber a qué había venido. Rajoy no paró de leer en toda y cada una de sus intervenciones para no equivocarse, hasta 600 lecturas contabilizaron los medios. Rubalcaba estuvo mejor en la forma y en la oratoria: rápido en el debate y corto en las enganchadas con el contendiente, aunque algo tedioso en las intervenciones largas. Salió atacando, sabiendo que el debate de anoche era su única oportunidad para darle algo de aire a una campaña asfixiada. Rajoy hizo el discurso esperado para no perder ni uno solo de los votos que el PP espera conseguir. No sabemos si Rubalcaba -lo veremos el 20-N- consiguió despertar a ese electorado socialista que hoy duda. El debate también sirvió para que los ciudadanos confirmaran que el programa del PP es de una ambigüedad y una indeterminación que sirve lo mismo para mantener como para recortar los servicios sociales que demandan los ciudadanos. Pero ya lo dijo Rajoy eso depende de la coyuntura económica. Y es que Rajoy no podía exponer las ideas que tiene el PP para gobernar, y que puso en evidencia Rubalcaba con sus preguntas, porque si lo hiciera podría cambiar el 20-N la intención de voto de muchos ciudadanos. Rubalcaba, cumpliendo con una estrategia esperada, le quitó la careta a Rajoy. Destapo ante los ciudadanos el peligro que representa la aplicación del programa y las políticas del PP en temas como las prestaciones por desempleo, la exclusión de las pymes de la negociación colectiva, los activos tóxicos de los bancos, la financiación de la sanidad y la enseñanza pública y otros derechos y servicios sociales. Sin embargo, nos hemos quedado sin saber por boca de los dos candidatos, Rubalcaba o Rajoy, la situación real en la que se encuentra este país y lo que de verdad le aguarda a los españoles al día siguiente de depositar su voto. Me falta un segundo debate, porque como elector me supo a poco. Y creo que a mucha gente pues la audiencia fue de casi 12 millones de personas, cuando en los mítines importantes no asisten más de varios miles de ciudadanos, que además no son indecisos sino convencidos. Evidentemente, se habló del desempleo, primer problema nacional  -éste fue el punto de oro del debate con una audiencia de casi 14 millones-, un mantra que se mantuvo a lo largo del discurso de uno y otro candidato. Rajoy no explicó cómo iba a solucionarlo y Rubalcaba sólo lo esbozó. Este cara a cara, que protagonizaron anoche Rubalcaba y Rajoy con una audiencia millonaria, espero que anime a los electores a votar. Sólo con eso me doy por satisfecho, porque le damos vida a esta campaña electoral. Muchos me preguntan, pero quién ganó anoche el debate. Mi respuesta es que eso poco importa si ganó la democracia  
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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