lunes, 7 de noviembre de 2011

Un mensaje para la izquierda desencantada.

En plena campaña electoral y pensando sobre lo que hará esa parte de la izquierda desencantada que se plantea la abstención, no quiero perder en esta reflexión el referente de lo que ocurrió el 15 de octubre en un millar de ciudades de más de 80 países. Un mundo indignado y enojado protestó en las calles porque no se sentía completamente libre. Y lo más curioso es que no se reunían, concentraban y marchaban por razas, nacionalidades o religiones, razones que siempre dividen, sino con una conciencia global reclamando una vida pacífica, un futuro sostenible, justicia económica y una democracia real. Las demandas de estos movimientos de protesta, ya se llamen 15-M, DRY, Occupy Wall Street, etcétera, son la incipiente infraestructura de una humanidad común que durante décadas se ha dejado someter y ha permitido con su apatía que las élites la dirijan. Estas protestas son transformadoras porque la gente sale a la calle, se encuentra frente a frente y, al recuperar hábitos de libertad, empieza a construir nuevas instituciones, relaciones y organizaciones que revelan las tremendas injusticias que se están cometiendo por las corporaciones globales y los gobiernos. La idea es poder abordarlas y hacer justicia. Martin Luther King ya lo decía hace cincuenta años, “perturbar pacíficamente el orden normal es sano para la democracia porque revela las injusticias que están encubiertas y entonces pueden abordarse”. Por eso, en estas elecciones llenemos de fuego de justicia nuestro voto y nuestras vidas, porque la razón y la justicia al final siempre se abren paso. Y el que quiera oír que oiga.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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